Conciencia de clase, conciencia antifascista

La llama libertaria permanece en lucha constante para erradicar definitivamente el franquismo.

Noviembre de 2025 nos sitúa nuevamente ante el 20N, una fecha que convoca a la memoria y a la reflexión. Regresan los recuerdos del pasado, algunos teñidos de tristeza y otros de un agrio sabor agridulce; unos nos reclaman respeto y fraternidad, y otros despiertan la indignación y el dolor ante aquel maldito dictador genocida cuyo legado causó tanto sufrimiento. En esta jornada confluyen memoria, historia y esperanza.

El 20 de noviembre de 1936, en el frente de Madrid, caía Buenaventura, al frente de la columna que llevaba su nombre. Se nos iba Durruti. Han transcurrido 89 años desde su muerte, y su recuerdo, junto con el de miles de personas que lucharon por nuestras libertades, pervive en nosotras y nosotros. Actualizamos hoy sus proyectos, sus ideas y sus acciones, adaptándolos a este tiempo nuevo, tecnológico e individualista. Muchas de aquellas reivindicaciones continúan abiertas y sin resolver: la lucha por la igualdad real, la Justicia Social, la erradicación de la pobreza y tantas otras batallas que aún debemos enfrentar en nuestro mundo, golpeado por la guerra y la desigualdad global.

En este 20N, honramos ese legado libertario y nos sentimos orgullosamente herederas y herederos de él.

Pero también existe otro 20N, el de la ignominia, el del dolor colectivo y la rabia: el 20 de noviembre de 1975, fecha en la que el genocida dictador fallecía, después de matar y fusilar hasta sus últimos días, con cárceles repletas y un exilio permanente que venía arrastrándose desde 1936. Aquella jornada llorábamos de alegría por su muerte. Las abuelas, las madres, las esposas y las hijas de quienes padecieron la represión franquista seguían viviendo con miedo y silencio, muchos años después de haber soportado el Holocausto español. Aun así, se abría entonces un periodo de esperanza.

Caían sobre nosotras y nosotros la responsabilidad y el deber de reconstruir: de recomponer una sociedad herida a la que el régimen había querido condenar al “atado y bien atado”.

Y, a pesar de ello, permanece hasta nuestros días ese residuo autoritario incrustado en ámbitos públicos, privados y sociales.

Por ello afirmamos: Es imprescindible romper definitivamente con ese maldito legado para poder construir y transformar.

Para el Movimiento Libertario y para la CGT, “la militancia y la acción antifascista y antifranquista no constituyen una opción, sino una obligación”. Y lo son aún más en esta época en la que crecen y se extienden los discursos racistas, homófobos y fascistas procedentes de formaciones herederas del régimen dictatorial.

Esos mensajes alcanzan incluso a nuestra juventud, que en ocasiones los recibe como supuestas soluciones para salvar a la patria o para sostener un modelo de sociedad basado en la exclusión, la discriminación, el odio al diferente y el desmantelamiento de la pluralidad social y del propio proletariado. Todo ello no hace sino fomentar la miseria, la pobreza y la desigualdad.

Nuestra inacción, nuestro silencio, nos convierte en cómplices del avance fascista.

¡¡¡Ni un paso atrás, compañeras y compañeros!!!


50 AÑOS DE IMPUNIDAD · 1975–2025

Ni uno más.

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